Latin AmericaEl Instituto Latino Americano de Prácticas Restaurativas (ILAPR), afiliado al IIRP, con sede en Lima, Perú, ha venido trabajando durante tres años para promover el desarrollo de las prácticas restaurativas en todo Sudamérica y México. Jean Schmitz, director del ILAPR, y sus colegas, han proporcionado capacitación básica en prácticas restaurativas a aproximadamente 1,000 personas en siete países, incluyendo a Perú, Brasil, México, Argentina, Bolivia, Ecuador y Colombia. Este desarrollo profesional está comenzando a tener un impacto en los campos de la educación y la justicia penal.

En Lima, capital del Perú, Schmitz capacitó a un equipo de 30 profesionales que trabajan con ofensores adultos y juveniles en programas de justicia alternativa no punitiva, como aquellos que recurren al trabajo de servicio comunitario para que los ofensores reparen el daño causado. Antes de la capacitación, comentó Schmitz, los profesionales estaban interesados solamente en una cosa: si los ofensores estaban cumpliendo con el servicio que se les había asignado. Ahora, con las prácticas restaurativas como base teórica y práctica, los profesionales han comenzado a emplear la metodología de los círculos con los ofensores. Además del trabajo de servicio comunitario, le dan la posibilidad a los ofensores de hablar unos con otros usando un formato de círculo, en el que pueden reflexionar sobre sus acciones y discutir cómo podrían reparar el daño que han causado. Durante un círculo al que Schmitz asistió, él quedó impresionado por uno de los ofensores, quien habló de que tan importante fue para él aprender de la experiencia de los otros en el grupo. El ofensor dijo que ahora es más consciente de sus propias acciones. Dijo que creía haber corregido sus equivocaciones y que ya no está en deuda con aquellos a quienes le causó un daño.

restorative practices circleSchmitz trabajó anteriormente para una ONG suiza con orientación internacional, Terre des hommes, que promueve los derechos de los niños y apoya la justicia juvenil restaurativa. Durante esa época, Schmitz se interesó por conocer más sobre el énfasis que el IIRP le da a las prácticas restaurativas y a sus posibilidades proactivas – y no solamente de respuesta. Él hace una analogía con las épocas en la que trabajó como enfermero. Desde una perspectiva de salud pública, Schmitz dijo, la justicia restaurativa puede equipararse a la “prevención terciaria”, el aspecto de la salud pública que es una reacción a la enfermedad que actualmente afecta a una población. De la misma manera, la justicia restaurativa responde a los delitos que ya han ocurrido. Desde este punto de vista, las prácticas restaurativas se correlacionan a la prevención primaria y secundaria: programas de salud que ayudan a prevenir las enfermedades e incluso hacen a las poblaciones más resistentes y sanas antes de que una enfermedad pueda atacarlas. Las prácticas restaurativas construyen capital social y relaciones antes de que ocurra el daño y reducen así el número y la severidad de los delitos, lo que esperamos que haga más fácil que la gente pueda sanar.

Schmitz está viendo que su trabajo tiene un impacto incluso en los niños más pequeños. Una profesora en Lima, quien participó en una reciente capacitación, trabaja con niños de solamente tres o cuatro años de edad. Ella solía hacerlos sentarse en filas, pero ahora los pone en un círculo. “Ella descubrió que el círculo es mágico”, dijo Schmitz. Todos los niños pequeños pueden aprender a usar un objeto de conversación. “Los niños lo respetan”, indicó, “y saben que quienquiera que tenga el objeto de conversación en las manos es quien habla y todos los demás escuchan”. Al inicio, la profesora comenzó haciéndole a los niños preguntas muy simples sobre sí mismos, y restringió el tiempo total del círculo a aproximadamente cinco minutos. Conforme los niños se fueron familiarizando más con el proceso, ella comenzó a hacer preguntas que los incitaban a pensar más, como, “para ti, ¿qué significa tener un amigo(a)?” “A los niños les encanta,” dijo Schmitz. “Siempre le dicen, ‘Señorita, ¿cuándo vamos a hacer un círculo?’ ” Ella cuenta que otros profesores también están haciendo círculos en sus clases y que se mantiene en contacto con Schmitz para hacerle preguntas.“Este trabajo es importante porque vivimos en países latinoamericanos en donde hay un contexto muy retributivo”, dijo Schmitz. “Es el continente más violento en el mundo, y muchos programas son muy punitivos, retributivos. Aunque la mayoría de políticos están conscientes de que estos programas no funcionan, ganan popularidad al decirle a la población que van a endurecer las penas para los delitos. Es muy importante traer algo nuevo, para que podamos actuar de manera diferente. Toma tiempo pasar de una cosa a otra, pero estamos viendo resultados positivos. Por ejemplo, los Ministerios de Educación en Perú y otros países están comenzando lentamente a implementar prácticas restaurativas en las escuelas, a través de un programa llamado ‘Escuelas amigables’. Es una forma completamente diferente de actuar”.

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